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¿Estás Trabajando Arduamente o Evitando el Trabajo?

¿Estás Trabajando Arduamente o Evitando el Trabajo?

Una vez hablé con un hombre de 33 años que me confesó que había tenido una vida ociosa. Admitió que nunca había tenido un trabajo real. Ni siquiera había hecho una solicitud de trabajo en toda su vida. Había pedido limosna, robado y vendido drogas para tener dinero, día tras día y año tras año. Tristemente (pero no sorprendentemente), ahora este hombre está en la cárcel por haber cometido hurto a mano armada.

Lo cierto es que mucha gente escoge voluntariamente una vida ociosa. Parece que “trabajan” más arduamente para evitar el trabajo o buscar formas de que otros suplan sus necesidades en vez de realizar tareas productivas. Una vez escuché a un grupo de madres jóvenes solteras que argumentaban que merecían que el gobierno federal cuidara de ellas financieramente. Ya que habían escogido cometer inmoralidad sexual y tener hijos fuera del matrimonio, ahora creían que no debían trabajar para proveer para ellas y sus hijos. En cambio, pensaban que era correcto que el gobierno pagara para que ellas se quedaran en casa con sus hijos.

Proverbios 21:25-26 dice: “El deseo del perezoso le mata, porque sus manos no quieren trabajar. Hay quien todo el día codicia; pero el justo da, y no detiene su mano”. Claramente la Biblia enseña que debemos ayudar a los que tienen necesidad (Proverbios 28:27; Lucas 3:11; Efesios 4:28). Jesús espera que Sus seguidores fieles ayuden a los que carecen de comida, vestido, salud y hogar. Sin embargo, nota que Jesús dio Su enseñanza en Mateo 25:34-46 después de contar una parábola sobre un siervo holgazán que fue arrojado a las tinieblas de afuera debido a su ociosidad improductiva (Mateo 25:26,30). No se debería apoyar a la gente que tiene salud adecuada y que puede trabajar pero que rechaza hacerlo. De otra manera, ellos no tendrán razón práctica para dejar de ser ociosos.

El mismo apóstol que recordó a los ancianos efesios en cuanto al enunciado de Jesús, “Más bienaventurado es dar que recibir” (Hechos 20:35), escribió a la iglesia en Tesalónica, diciendo: “Si alguno no quiere trabajar, tampoco coma. Porque oímos que algunos de entre vosotros andan desordenadamente, no trabajando en nada, sino entremetiéndose en lo ajeno. A los tales mandamos y exhortamos por nuestro Señor Jesucristo, que trabajando sosegadamente, coman su propio pan” (2 Tesalonicenses 3:10-12). Pablo también escribió: “El que hurtaba, no hurte más, sino trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno, para que tenga qué compartir con el que padece necesidad” (Efesios 4:28).

Pregúntate esto: ¿Mereces la mejor nota en tus exámenes del colegio simplemente porque asistes a las clases? Absolutamente no. Si no haces tus tareas, fracasarás. ¿Por qué? Porque la ociosidad es un pecado y no debe ser recompensado. ¿Merece alguien salario simplemente porque declara ser empleado de una fábrica pero nunca realmente trabaja? Desde luego que no.

Recuerdo que cuando tenía siete años, fui con mi abuelo y mi hermano a cosechar arvejas. Cuando terminamos de recoger arvejas, regresamos a la casa de mi abuelo. Él nos dio generosamente algo de dinero por nuestro esfuerzo. Pero cuando yo vi que mi hermano recibió más dinero que yo, me molesté. Pensé: “¡Esto no es justo!”. Luego, como si mi abuelo pudiera leer mi mente, dijo: “Andy, ya que trabajaste más arduamente y más tiempo que Eric, te di más dinero”. ¿Era mi abuelo una persona amable? Sí. ¿Fue correcto que diera más dinero a mi hermano que a mí? Absolutamente. ¿Fue una lección dura para un niño de siete años como yo? Sí, pero aprendí la lección y nunca la olvidé.

Eclesiastés 9:10 dice: “Todo lo que te viniere a la mano para hacer, hazlo según tus fuerzas”. En Colosenses 3:23-24, Pablo escribió: “Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís”. El punto es que, sea que estemos trabajando en el campo recogiendo arvejas, o sea que estemos trabajando escribiendo una asignación del colegio, en todo lo que hagamos, debemos trabajar arduamente, y debemos agradecer a Dios por nuestras mentes y cuerpos saludables que son capaces de trabajar diligentemente.

¡Necesito un Amigo!

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Ten Cuidado con la Ira

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