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Juan Bautiza a Jesús

Juan Bautiza a Jesús

Como habrás leído en la Biblia, Jesús fue y es Alguien muy especial. Él no solamente fue un gran Maestro y Profeta, sino también fue y es el Hijo santo de Dios (Juan 1:1,14). Él vino a la tierra y tomó forma humana con un propósito especial: hacer la voluntad de Dios al morir en la cruz para salvar a la humanidad del pecado (Juan 3:16). Cuando estuvo a punto de comenzar Su ministerio de predicación, sanidad y sacrificio, Jesús fue a Galilea para que Juan el Bautista Le bautizara en el Río Jordán. Juan fue el siervo de Dios que preparó los corazones de la gente para la llegada del Salvador esperado: ¡Jesús! (Mateo 3:3). Se le conocía como “el Bautista” o “el Bautizador” ya que Dios le había encargado el bautismo de arrepentimiento como parte de su predicación (Mateo 21:25; Juan 1:33).

Ahora, tú puedes estar pensando: “Si Jesús era el Hijo santo de Dios y no tenía pecado, entonces, ¿por qué Juan tuvo que bautizarle?”. ¡Excelente pregunta! Esto muy probablemente pasó por la mente de Juan el Bautista, ya que él rehusó hacerlo, y preguntó a Jesús: “Yo necesito ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí?” (Mateo 3:14). Jesús le respondió que esto era la voluntad del Padre y que ellos debían cumplirla. Juan entonces bautizó a Jesús, y luego, cuando Jesús salió del agua, el Espíritu Santo descendió sobre Él en forma como de paloma, y desde el cielo se oyó una voz que decía: “Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia” (Mateo 3:17).

Aquí hay algunas razones por las cuales Jesús fue bautizado:

1. Para mostrar Su obediencia como Hijo.

Ya que Jesús estuvo en la tierra en forma humana, hizo referencia a Dios el Padre como “Su Padre” (Mateo 10:32); y ya que era Hijo, Se sometió a la voluntad del Padre en todas las cosas—incluso en aquellas que involucraban sufrimiento (Lucas 22:42). El bautismo era la voluntad del Padre, y entonces Jesús Se sometió al bautismo para agradar a Su Padre; Él siempre hizo lo que agradaba al Padre (Juan 8:29).

2. Para ser reconocido públicamente como Hijo de Dios.

El bautismo de Jesús fue una oportunidad especial en que el Padre Le confesó públicamente como Su Hijo—Dios en la carne. El Espíritu bajó sobre Jesús, y se oyó la voz del Padre desde el cielo. De manera interesante, Dios también confiesa como hijos a las personas que llegan en arrepentimiento al bautismo para ser parte de Su familia (Gálatas 3:25-27).

3. Para ser el ejemplo supremo para Sus futuros seguidores.

Aunque Jesús no necesitaba el bautismo para mostrar arrepentimiento o recibir el perdón de algún pecado, los futuros creyentes sí lo necesitarían (Hechos 2:38). Como en todas las cosas, en este caso Jesús mostró y lideró el camino que los creyentes debían seguir (Hebreos 12:2).

Jesús Se sometió al bautismo de Juan, pero después de morir y resucitar, instituyó un nuevo bautismo: el bautismo cristiano bajo la Gran Comisión (Mateo 28:19-20). Toda persona que hoy quiere recibir la salvación debe someterse a este bautismo (Marcos 16:16; 1 Pedro 3:21). Desde luego, los niños como tú no necesitan el bautismo ya que no tienen pecados. Jesús dijo que “de los tales es el reino de los cielos” (Mateo 19:13-15). Pero todos los que alcanzan la edad de la responsabilidad y pecan, deben bautizarse para recibir el perdón.

Entonces, ¿qué lecciones personales puedes aprender del bautismo de Jesús? Así como Jesús agradó a Su Padre en todo, debes esforzarte en agradar a tus padres, y desde luego, debes esforzarte sobre todo en agradar al Padre celestial mientras aprendes Su voluntad en la Biblia. Así como Jesús, puedes ser ejemplo de buenas obras para los demás—tus hermanos más pequeños, tus compañeros en la escuela y tus amigos en tu vecindario. Un día, tú también llegarás a una edad de responsabilidad y tendrás que decidir tomar este paso, y así como Jesús, espero que escojas cumplir la voluntad de Dios.

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