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Lección 1: Un Bebé Muy Especial

Lección 1: Un Bebé Muy Especial

Referencia Bíblica: Mateo 1:18-2:23; Lucas 2:1-20
Versículo de Memoria: “Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados” (Mateo 1:21).

El nacimiento de un bebé es algo especial. Si tienes hermanos menores, tal vez recuerdes el día que uno de ellos nació, o tal vez tus padres te habrán contado acerca del día que naciste. Los adultos hacen muchos preparativos para el bebé; pueden pintar un cuarto de color celeste o rosado, comprar muchas ropas pequeñas, juguetes especiales, una cuna cómoda y otras cosas. Ellos esperan al bebé con ansias, y cuando el bebé finalmente llega, todos quieren ver su lindo rostro.

Hace 2,000 años atrás, un Bebé muy especial nació en una ciudad antigua y pequeña llamada Belén. Este no fue un Bebé especial porque era muy hermoso, o porque tenía la ropa más bonita o el cuarto más bonito; ¡fue muy especial porque era el Hijo de Dios (Hebreos 1:5)!

Cientos de años antes del nacimiento del Bebé, Dios había prometido por medio del profeta Isaías que iba a enviar a Su Hijo a la Tierra (Isaías 7:14). Cuando llegó el tiempo apropiado (Gálatas 4:4), Dios escogió a una joven virgen, llamada María, para ser la madre del Bebé. Luego envió al ángel Gabriel para informar a María que tendría un Hijo milagrosamente (Lucas 1:26-38). María estaba comprometida con un hombre llamado José, y todavía no había comenzado a vivir con él; José criaría y amaría al Bebé de Dios como si fuera su propio hijo (Mateo 1:19-20).

Este Bebé muy especial no solamente era el Hijo de Dios, sino también el Salvador del mundo. Dios dijo a José en un sueño que debía llamarle “Jesús”, que significa “Salvador” (Mateo 1:21). Como tus maestros de clase bíblica o tus padres te habrán explicado, todas las personas responsables han pecado (Romanos 3:23), y necesitan el perdón de sus pecados. Jesús fue (y es) la solución de Dios para el problema del pecado. El Bebé Jesús debía crecer y convertirse en un adulto, y finalmente haría un sacrificio especial para que todas las personas pudieran ser salvas (Juan 3:16).

Aunque el Padre celestial del Bebé Jesús era Dueño de todo (Salmos 89:11), Sus padres terrenales eran muy pobres, así que Jesús no tuvo un cuarto ni una cuna cuando nació; Su cuarto fue un establo, y Su cuna fue un pesebre (Lucas 2:7). Pero Él fue la alegría de Sus padres terrenales y la esperanza del mundo. Hubo personas malas a quienes no les agradó escuchar de Su nacimiento (Mateo 2), pero otros se alegraron por la noticia. Algunos pastores dejaron sus ocupaciones para verle (Lucas 2:8-18), y luego algunos sabios vinieron de muy lejos para ofrecerle regalos y adoración (Mateo 2:1-11). Los ángeles del cielo alabaron a Dios en el día de Su nacimiento (Lucas 2:13-14), y una estrella asombrosa brilló por mucho tiempo para Él (Mateo 2:2,9-16). ¡Ciertamente, este fue un Bebé muy especial!

Preguntas

  1. ¿Por qué crees que el nacimiento de un bebé es algo especial?
  2. ¿Por qué crees que Dios permitió que Su Hijo Jesús naciera siendo pobre?
  3. Si pudieras viajar al pasado y tener la oportunidad de visitar al Bebé Jesús, ¿qué harías al verle? ¿Le ofrecerías algo? ¿Qué?
  4. ¿Qué clase de sacrificio haría el Bebé Jesús por todos cuando fuera un adulto?
  5. ¿Amas al Bebé Jesús? ¿Por qué?
Lección 2: Un Bebé Anunciador

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