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Lección 2: Un Bebé Anunciador

Lección 2: Un Bebé Anunciador

Referencia Bíblica: Lucas 1:5-25,39-80
Versículo de Memoria: “Y tú, niño, profeta del Altísimo serás llamado; porque irás delante de la presencia del Señor, para preparar sus caminos” (Lucas 1:76).

Como vimos en la lección anterior, el Bebé Jesús fue muy especial, pero el Nuevo Testamento también nos habla de otro bebé muy especial. Él no fue el Hijo de Dios, sino llegaría a ser el anunciador del Hijo de Dios. Aquí está la historia de este bebé.

Había una pareja de esposos que amaban mucho a Dios. La esposa, Elisabet, era estéril y no podía tener hijos. Ella y su esposo Zacarías querían un hijo, y frecuentemente oraban a Dios por esto. Zacarías era un sacerdote, y un día, mientras trabajaba en el templo, un ángel de Dios se le apareció y le dijo que tendría un hijo, y que su nombre debía ser Juan (Lucas 1:13). Él ángel también le dijo que su bebé se convertiría en el anunciador del Salvador (Jesús) al preparar al pueblo para recibirle. Zacarías estuvo impresionado, pero dudó de las palabras del ángel y pidió una señal. Debido a su falta de fe, el ángel le dijo que la señal sería que él no podría hablar hasta que su hijo prometido naciera. Cuando el ángel se marchó, Zacarías quedó mudo, y parece que también quedó sordo ya que la gente le tenía que hablar por señas (Lucas 1:62). Él debió haber querido contar a todos lo que había sucedido, pero de seguro fue difícil hacerlo sin poder decir ninguna palabra.

Elisabet pronto quedó embarazada, exactamente como el ángel del Señor había prometido a Zacarías. Ambos debieron haber estado muy contentos al saber que tendrían el hijo que tanto querían. Un día María, la madre de Jesús, vino a visitar a Elisabet; ellas eran familiares (Lucas 1:36). Para ese tiempo María también estaba embarazada, pero su Bebé tenía menos tiempo. Cuando María entró a la casa de Elisabet, el bebé de Elisabet saltó en su vientre, y Elisabet supo que el Bebé de María era el Mesías esperado. Con este evento, Dios mostró de manera interesante que habría una conexión cercana entre ambos bebés—el mayor sería el anunciador, y el menor sería el Salvador.

Después de algunos meses, Elisabet dio a luz a su hijo. Había un poco de confusión en cuanto al nombre del bebé; algunos conocidos le comenzaron a llamar “Zacarías”, como su padre. Pero si recuerdas lo que el ángel dijo a Zacarías, el niño debía llamarse Juan, y ese fue el nombre que Zacarías (quien todavía no podía hablar) escribió en una tablilla para que todos supieran cómo se llamaba el bebé. Dios no solamente cumplió Su promesa a través del ángel en cuanto al hijo de Zacarías, sino también devolvió a Zacarías la facultad de hablar cuando Juan nació. Esta vez, después de meses de no poder hablar, lo primero que Zacarías hizo es usar sus palabras para bendecir y alabar a Dios por todo lo que había hecho (Lucas 1:64-79). Ciertamente, ese periodo de silencio había enseñado a Zacarías a confiar más en las promesas de Dios. Nosotros también debemos confiar en Dios; Él siempre cumple Sus promesas.

Preguntas

  1. Zacarías y Elisabet oraban a Dios por un bebé. ¿Cuáles son algunas cosas por las cuales puedes orar a Dios?
  2. ¿Crees que Dios puede responder tus oraciones? ¿Hay alguna oración que Dios te haya respondido? ¿Cuál?
  3. ¿Por qué crees que Zacarías dudó de las palabras del ángel?
  4. ¿Cómo crees que puedes vencer la duda en cuanto a lo que Dios dice que hará o que enseña en Su Palabra?
  5. ¿Cuáles crees que son algunas lecciones que Zacarías aprendió en su tiempo de “silencio”?
Lección 3: Perdido Durante Tres Días

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