Lección 10: Un Paralítico Entra por el Techo
Referencia Bíblica: Mateo 9:1-8; Marcos 2:1-12; Lucas 5:17-26
Versículo de Memoria: “Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados (dice entonces al paralítico): Levántate, toma tu cama, y vete a tu casa” (Mateo 9:6).
¿Alguna vez has entrado a tu casa por el techo? La gente normal usa la puerta. Pero un día un hombre entró por el techo a una casa donde Jesús estaba enseñando, y lo más increíble de todo es que él era paralítico; es decir, ¡sufría de una enfermedad que le impedía moverse! ¿Cómo logró eso? Continúa leyendo…
Debido a Sus enseñanzas profundas y Sus milagros maravillosos, Jesús siempre atraía a multitudes de personas dondequiera que iba. Después de un viaje de predicación, Jesús regresó a “casa”—tal vez a descansar, pero tan pronto como la gente lo supo, vino a buscarle. Ellos llenaron la casa tanto “que ya no cabían ni aun a la puerta” (Marcos 2:2). Entonces Jesús comenzó a enseñarles.
Había un hombre en aquel lugar que tenía parálisis y necesitaba la sanidad de Jesús. Aunque él no podía moverse, tenía cuatro buenos amigos que sí podían hacerlo. Ellos pusieron al paralítico en una “cama” y comenzaron a cargarle con el fin de llevarle a Jesús. Sin embargo, como recordarás, la gente estaba amontonada incluso a la puerta, así que estos hombres llevando a su amigo en una cama simplemente no pudieron pasar por medio de la multitud (Lucas 5:19). ¡Se pensaría que algunas personas darían permiso a un enfermo!
Los amigos del paralítico no se dieron por vencidos; ¡ellos también creían que Jesús podía sanar a su amigo! Los hombres se dieron cuenta que podían bajar la cama del paralítico por el techo hasta Jesús. Cargar a un hombre hasta el techo de una casa y luego bajarle no es una tarea fácil, pero ellos lograron eso. Jesús vio la fe de estos cinco amigos, y sanó y perdonó al enfermo (Marcos 2:5).
¿Por qué Jesús perdonó también sus pecados aparte de sanarle? Es probable que el pecado del hombre hubiera causado su enfermedad, y que por ende él estuviera llegando a Jesús en fe y arrepentimiento. Nadie que no se arrepienta de sus pecados puede recibir el perdón de Dios (Hechos 2:38). Pero Jesús también perdonó sus pecados para demostrar que Él era Dios, y que por tanto, tenía autoridad de perdonar pecados (Mateo 9:6). Gracias a Jesús, el paralítico dejó de ser paralítico, no tuvo que ser levantado nuevamente por el techo, y no necesitó que alguien le sacara en una cama; ¡él mismo salió por la puerta, llevando su cama, y toda la gente glorificó a Dios por esta sanidad y salvación!
¡Esta es una historia maravillosa de fe, amistad y perdón! ¿Qué puedes aprender? Como los cuatro amigos del paralítico, debes tratar de llevar a tus amigos a Cristo. Ellos necesitan la enseñanza y el amor de Cristo más que cualquier otra cosa. Como los cinco amigos, no debes desalentarte o poner límites a tu confianza en Dios; siempre hay una manera de hacer las cosas que Cristo quiere que hagas. Y como el paralítico, con la ayuda de Dios podemos arreglar los problemas en nuestra vida y comenzar nuevamente a andar con Cristo.
Preguntas
- ¿Cómo crees que se siente una persona que no puede moverse? Comparte tus ideas con la clase.
- Lo que los cuatro amigos del paralítico hicieron por él revela algo del carácter de ellos. ¿Qué clase de personas crees que eran?
- Ya que era Dios, Jesús sabía que estos hombres no podían entrar por la puerta. ¿Por qué crees que no salió a recibirles, sino que se quedó adentro?
- ¿Tienes amigos tan buenos como los del paralítico, quienes hicieran muchas cosas por ti? ¿Qué hicieras tú por ellos?
- Jesús sanó y perdonó al paralítico. ¿Qué es más importante—la sanidad física o el perdón espiritual? ¿Por qué?
Derechos © 2015 por www.ebherencia.org.