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¡Sigue la Receta!

¡Sigue la Receta!

Mi madre es una buena cocinera; nosotros tenemos varias fotos en que toda la familia está a la mesa disfrutando su comida. Muchas de las recetas que mi madre seguía las encontraba en libros y revistas, o las aprendía de otras personas. Los domingos eran días especiales, cuando ella preparaba algo de una receta nueva. Algunas comidas lucían un poco extrañas, pero eran deliciosas. Mi plato favorito era el escabeche de pollo. ¡Solamente recordar esos platos me hace agua la boca!

Aprendemos a cocinar viendo a nuestras madres hacerlo y dando atención a cada ingrediente. Al seguir las instrucciones, podemos llegar a ser cocineros expertos. En Filipenses 4:9, Pablo dio las siguientes instrucciones a la iglesia en Filipos:

Lo que aprendisteis y recibisteis y oísteis y visteis en mí, esto haced; y el Dios de paz estará con vosotros.

En este versículo, Pablo presentó una manera práctica (aprender, recibir, oír, ver, hacer) de encontrar la paz que solo Dios puede dar. Este apóstol experimentó hambre, persecución y dolor, pero disfrutó la paz del Dios de paz.

La Biblia es un libro lleno de instrucciones que nos ayudan a lidiar con los problemas de la vida, discernir lo malo y lo bueno, y responder las dudas de nuestra mente. Si seguimos exactamente lo que la Biblia dice, podemos tener una vida verdaderamente abundante (Juan 10:10).

¿Qué pasa cuando no seguimos las instrucciones de la Biblia?

Hace algún tiempo atrás, quise hacer fresas bañadas en chocolate, pero ya que pensé que era fácil hacerlo, no leí la receta. Después de todo, solamente debía derretir el chocolate y bañar las fresas.

Lave las fresas. Puse el chocolate en el microondas por demasiado tiempo y se quemó. Lo hice otra vez, bañé las fresas y las puse en la refrigeradora; pero ya que no había secado las fresas, el chocolate no se pegó. Todo ese tiempo me pregunté lo que había hecho mal, hasta que finalmente leí las instrucciones.

Cuando no seguimos la receta, o remplazamos los ingredientes, el resultado no es el esperado. Lo mismo sucede con la Biblia y nuestra vida. Dios advierte del pecado de no seguir las instrucciones bíblicas de manera exacta:

Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad y de las cosas que están escritas en este libro (Apocalipsis 22:19).

La Biblia también brinda ejemplos de siervos de Dios que se desviaron de las instrucciones divinas para la vida, siguiendo su propio camino.

Salomón fue un rey que pidió sabiduría a Dios para guiar a Su pueblo. David, su padre, le había instruido a reconocer a Dios y servirle con corazón sincero y ánimo voluntario, a buscar a Dios para hallarle, y a no dejarle y por ende ser desechado por Él (1 Crónicas 28:9). Básicamente, David estaba dando a su hijo la clave del éxito. Al principio, Salomón fue un rey justo e ideal, pero con el paso del tiempo, se apartó de Dios y olvidó la enseñanza de su padre. Dejó las instrucciones de Dios y siguió a los dioses falsos. Su corazón se apartó de Dios y sustituyó la voluntad de Dios. Esto causó dolor, amargura y tristeza en su vida y reino.

¿Quieres una vida llena del gozo y la paz que solamente Dios puede dar?

La vida siempre estará llena de problemas y dificultades, pero Dios quiere dar a toda persona una vida con paz y gozo interior, y una esperanza en el cielo donde “no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron” (Apocalipsis 21:4).

Para tener esa vida, primero debes reconocer que Dios existe (Hebreos 11:6). Sabiendo esto, debes cultivar una relación cercana con Él. Para hacerlo, debes aprovechar cada oportunidad de congregarte con Su iglesia y aprender más de Él, estudiar Su Palabra para aprender Sus instrucciones y voluntad, y orar para recibir Su consuelo y fortaleza.

Muchas personas creen que no necesitan instrucciones para la vida hasta que finalmente se dan cuenta de su error. Pero recibir instrucciones no es suficiente si no las seguimos exactamente. En Mateo 7:24, Jesús dijo: “Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca”.

Al seguir la receta de Dios, muestras madurez espiritual, das un buen ejemplo a los demás, y revelas tu amor por Dios. Nunca olvides que “[t]oda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra” (2 Timoteo 3:16-17).

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