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Lección 40: Jesús Purifica el Templo

Lección 40: Jesús Purifica el Templo

Referencia Bíblica: Juan 2:13-22; Mateo 21:12-17,23-27
Versículo de Memoria: “Escrito está: Mi casa, casa de oración será llamada; mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones” (Mateo 21:13).

Alguna vez tu mamá te habrá pedido que le ayudes a limpiar tu casa. ¡Mi mamá es una “maquina de limpieza”! Ella puede limpiar todo el día, y algunas veces limpia cosas que yo pienso que lucen bien. Cuando Jesús estuvo en la Tierra, también limpió algunas cosas. Supongo que limpió Su cuarto, ayudó a María a limpiar su casa, y a José a limpiar su “taller de carpintería”. Y al menos en dos ocasiones—al comienzo y final de Su ministerio (Juan 2:13-22; Mateo 21:12-17), tuvo que limpiar la casa de Su Padre celestial.

En el Antiguo Testamento, Dios mandó a Su pueblo a construir un tabernáculo de adoración. Este fue un lugar temporal donde se presentaban sacrificios y ofrendas a Dios, y la presencia de Dios moraba en tal lugar de manera especial (Éxodo 33). Cuando el pueblo de Dios llegó a la Tierra Prometida, se construyó un templo en Jerusalén con el mismo propósito (1 Reyes 6-7). Para el tiempo de Jesús, el templo original ya había sido destruido, y en su lugar estaba el templo que el Rey Herodes había construido y ampliado de un segundo templo. El templo era un lugar especial y santo—es decir, separado específicamente para la adoración a Dios.

Ya que los judíos estaban esparcidos en muchos lugares, ellos debían viajar largas distancias para llegar al templo y presentar sus ofrendas. Dios había permitido que ellos trajeran dinero en su largo viaje, y con tal dinero adquirieran animales en Jerusalén para sus ofrendas (Deuteronomio 14:22-26). Además, si ellos vivían en ciudades extranjeras donde se usaba dinero diferente, podían cambiarlo en Jerusalén por el dinero que se ofrecería.

Tristemente, algunas personas religiosas comenzaron a aprovechar esta situación para hacer negocio. Ellos vendían animales y cambiaban dinero a un precio muy alto a aquellos que iban a adorar. Ellos eran codiciosos y profanos, y por ende estaban contaminando o ensuciando el templo de Dios.

¡Entonces Jesús tuvo que purificar o limpiar el templo! Él hizo un azote para arrojar a la gente y sus animales, derribó sus mesas y esparció sus monedas. Jesús dijo que ellos estaban haciendo de la casa de Dios una “cueva de ladrones” (Mateo 21:13); ¡estaban robando a la gente que iba a adorar a Dios! Jesús hizo esto porque tenía la autoridad del Padre (Mateo 21:23-27) y porque tenía interés santo en las cosas sagradas (Juan 2:17).

Hoy también hay gente que usa la religión como medio de ganancia material. Ellos hacen rifas, venden entradas para conciertos, o piden dinero a la gente para orar por ellos o supuestamente sanarles (lo cual es un engaño). Adicionalmente, el grupo de creyentes es el templo de Dios (Efesios 2:19-22), y por ende, no debe ser ensuciado con el pecado. Los seguidores de Jesús deben usar sus mentes y cuerpos para el servicio de Dios (Romanos 12:2). ¿Hay algo que debes “limpiar” en tu vida?

Preguntas

  1. ¿Desea Dios que se Le adore? ¿Por qué? Usa la información en esta lección para ayudarte con tu respuesta.
  2. ¿Debemos ser reverentes cuando nos reunimos para adorar a Dios? ¿Por qué?
  3. ¿Crees que Jesús pecó cuando purificó el templo? Lee Efesios 4:26 para ayudarte con tu respuesta.
  4. Los cristianos son el templo de Dios. Menciona algunos pecados que pueden ensuciar sus mentes, y otros que pueden ensuciar sus cuerpos.
  5. Lee Filipenses 4:8 y Colosenses 3:17. ¿Qué podemos hacer para no ensuciarnos espiritualmente?
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